Formas de viajar hay muchas y cada uno elige la que más se ajuste a lo que quiere y puede hacer. Sin embargo – y de esta no zafa ninguno – es que hacer una experiencia afuera requiere de preparativos: visas, pasaje, plata, etcétera.
Hace dos meses me mudé. Me vine a vivir a Génova. ¿Cómo hice? ¿Dónde estoy viviendo? ¿De qué estoy laburando? ¿Cómo me mantengo? ¿Querés vos también irte pero no sabés cómo, a dónde, con qué plata?
Lo que me permitió venir a Italia sin tener que preocuparme por el alojamiento, la comida o la plata los primeros meses fue trabajar como au pair.
¿En qué consiste ser un au pair?
Consiste en cuidar a los chicos de una familia y encargarse de algunas tareas de la casa y que la familia, a cambio, te aloje, alimente y te dé un sueldo. En francés, au pair se traduce a “a la par”, porque se refiere a la idea detrás del proyecto: no es un trabajo, sino más bien una experiencia para que personas de culturas diferentes interactúen de una forma más profunda. El au pair pasa a ser uno más de la familia, un hermano/a mayor.
¿Cómo hago para encontrar familias?
Hay varias páginas útiles pero la que me parece la más activa, segura y útil es Au Pair World. Ahí encontré yo a mi familia. Toda la información está ahí: desde qué trámites tenés que hacer, qué sugerencias tienen para cada país, cuánto tenés que trabajar, etcétera. Después te armás un perfil, buscás familias potenciales, les escribís por el servicio de mensajería y cruzás los dedos para encontrar a alguien. Es totalmente gratis.
Desde que explotó la bomba de Internet, ubicar familias y au pairs es más fácil que antes. Por suerte, con su expansión y popularidad, la comunidad se empezó a establecer y con ella algunas reglas. Los “contratos”, digamos. Tenés más seguridad de que hay muchas otras personas que están haciendo esto y cómo, cuáles son las cosas que se permiten, cuáles no y qué se espera de cada parte.
Aclaración: toda la información siguiente es lo que sucede GENERALMENTE. Excepto por algunas pocas reglas fundamentales, nada está escrito en piedra. Cada familia y cada au pair es diferente, quieren cosas diferentes y están dispuestos a ofrecer cosas distintas. La cuestión es buscar cuál se ajusta mejor a lo que quieras hacer, a tus preferencias y a tu personalidad. Esa es una de las cosas lindas de esta experiencia: ninguna es igual.
Las reglas fundamentales que deberían cumplirse en todos los casos son:
- Comida y un cuarto para dormir
- Un máximo de 30 horas laborables por semana
- Un estipendio mínimo con el que puedas manejarte fuera del trabajo
Vamos a ir por partes. Lo demás es un abanico abierto de posibilidades.
1. Comida y un cuarto para dormir
Las au pairs son personas de 18-30 años de edad que quieren hacer una experiencia afuera y que deciden que cuidar niños es la solución para conocer nuevos lugares y no gastarse la vida en el ínterin. Es más común que las mujeres trabajen de au pairs porque tradicionalmente fueron ellas quienes se encargaban de este tipo de tareas pero también hay hombres trabajando, pero eso sí, por ahí toma más tiempo. Hombres: pueden encontrar más info acá.
Al cuidar de los chicos y encargarte de algunas tareas de la casa, la familia te ofrece a cambio un cuarto, comida y un sueldo.
La mayoría de las familias que contratan a una au pair en vez de una niñera local tienen la esperanza de que, al cuidar, cenar y vivir con los chicos, ellos puedan aprender un nuevo idioma. El idioma preferido es el inglés. A mí, por ejemplo, me contrataron no por mi español, sino por mi inglés y ese es el idioma con el que me comunico con los chicos. Sin embargo, opciones hay muchas y si te dedicás a buscar, quizá haya alguien interesado en aprender español (o portugués, o guaraní, o esperanto).
2. Horas laborables
Cada país es diferente y las horas laborables de cada uno varían. Sin embargo, el promedio establece que los au pairs trabajan un máximo de treinta horas semanales. Les corresponde al menos un día libre por semana y que sea domingo al menos una vez por mes.
3. Sueldo mínimo
En algunos países, el costo de vida es más alto que en otros, entonces el sueldo depende de dónde trabajes. En Italia, por ejemplo, el promedio es de 250-300 euros al mes. AuPairWorld tiene información sobre cuánto es el salario promedio de otros países como Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos, entre otros.
Cuestiones extras:
a. Visas
En el caso de Europa, donde la visa para turistas argentinos caduca después de los tres meses, se puede aplicar para una visa de estudio de seis meses con el pretexto de aprender un idioma nuevo. En ese caso, deberías anotarte en una escuela de idiomas acreditada para expedirte la visa y que consista de más de 20 horas por semana. El coste de los trámites como el del curso de idiomas lo paga el au pair. Sino, también hay familias que necesitan au pairs por el verano o por temporadas cortas y no habría necesidad de sacar la visa. Alcanzaría ir como turista. Para mí no fue un problema porque tengo pasaporte europeo, pero en la página de Au Pair World pueden encontrar toda la información necesaria según los distintos casos.
Para trabajar como au pair en los Estados Unidos, los trámites se tienen que hacer obligatoriamente con una agencia oficial reconocida por el gobierno a través del programa J1 Visa Program. Pueden encontrar más información acá. Para países como Nueva Zelanda, Australia y Canadá necesitas una Working Holiday Visa.
b. Curso de idiomas
Es común que los au pairs estén interesados en aprender el idioma del país donde trabajen. El coste está a cargo del au pair pero la familia puede ayudar a conseguir una escuela que valga la pena y quizá pagar una parte. Es una buena oportunidad para conocer personas y hacerte amigos o quizá conocer a otros au pairs que estén en tu misma ciudad. Sin embargo, no es obligatorio.
c. Seguro médico
Siempre es mejor – y para algunos países es un requisito obligatorio – que tenga un seguro médico. En general, es el au pair el que lo contrata.
d. Pasajes
El costo del pasaje de ida y vuelta al país de acogida está a cargo del au pair.
Estas son las reglas generales, pero todo es flexible. Mi sugerencia es: ármense un perfil y chusmeen qué familias hay, dónde y si les gusta lo que ofrecen. Una vez que se establece el contacto, las reglas se pueden moldear. Es cuestión de hablar con la familia. Algunas te dan el fin de semana libre, otras los domingos, algunas te pagan más o menos, algunas tienen un solo hijo y otras cuatro, algunas tienen espacio para darte un cuarto y un baño privado pero otras no, algunas ofrecen pagarte un curso de idioma (pero no es lo más común); hay familias en el centro de París y otras a cuatro horas de la ciudad más cercana… pero están todas ahí, en Internet, esperando encontrarte.
Mi consejo es que se establezca todo – sueldo, horario, tareas – antes de empezar a trabajar para evitar cualquier malentendido.
Mi experiencia como au pair
Desde antes de viajar ya hacía tiempo que ahorraba cada centavo, pero ni con ahorros me animé a mudarme a Génova sin tener un colchón donde caer muerta. (O viva. Mejor viva.)
Mi idea al venirme a Génova era conseguir trabajo de lo que hacía en Buenos Aires (construir páginas de Internet como front end developer) pero sabía que encontrarlo el minuto después de aterrizar sería imposible, más aún considerando que el país está en crisis y MÁS AÚN contemplando el hecho de que (todavía) no sé el idioma. Soy optimista pero algunas cosas tienen un límite. Y sin trabajo, sería difícil y estresante conseguir adónde vivir.
Mi solución, entonces, fue conseguir una familia que quisiera acogerme a mí y a mi corazón en su casa durante unos meses y que en ese período yo pudiese buscar laburo sin morir de desesperación.
Empecé a buscar familias un mes y medio antes de viajar pero tendría que haber empezado antes. Mi plan era empezar a trabajar en abril y – a fines de febrero, principios de marzo – los anuncios que encontraba eran para junio, o sea para el verano. Por suerte, una familia estaba buscando con urgencia a alguien y me escribió y se convirtió en la familia con la que vivo ahora. Nos escribimos un par de mensajes, comprobamos que las fechas nos servían a ambos, que los perfiles parecían amigables sin señales de creepy, intercambiamos mails e hicimos dos entrevistas por Skype: la primera para conocer a los padres y la segunda para conocer a los hijos.
Mi jornada laboral empieza a partir de las tres o las cuatro de la tarde. Busco a los chicos del colegio y los traigo a casa o los llevo a sus actividades extracurriculares, que son varias. Juego con ellos, los ayudo con la tarea e intento que no se pasen las horas mirando televisión. Dibujamos, leemos, armamos ciudades con legos, le damos de comer a los peluches. Ayudo a poner la mesa cuando es la cena y levantarla después, organizar el lavaplatos, alguna que otra vez bañar al hijo más chiquito, ponerle el piyama o hacerlo dormir. Si está lo suficientemente dormido, quizá puedo agarrarlo en un momento débil y pedirle que me dé un abrazo.
Mi horario termina a eso de las nueve, cuando terminamos de cenar. Los fines de semana los tengo libres. Tengo un cuarto y un baño para mí. Si necesito irme antes porque tenemos algún otro programa con el Tano, no hay problema, como también si ellos necesitan que esté unas horas de más con los chicos por una emergencia. Siempre la flexibilidad y el respeto de no abusar, ni de un lado ni del otro.
¡Cualquier duda o pregunta que tengan al respecto, escríbanme! Quiero que esta sea una guía útil para todo el que esté interesado y que alguno se contagie de ganas. Estoy muy contenta de haberme animado y puedo decirles, en serio, que mi italiano mejora cada día y que conocer Italia desde adentro es impagable.