Cuando supe de las tres veces que la violaron, le pregunté cómo pudo superarlas, como pudo seguir teniendo relaciones sexuales sanas con hombres. Ella me respondió que hay un momento en el que todos decidimos quiénes nos influencian. Me dijo:
-Puedo dejar que me influyan los tres hombres que me cogieron en contra de mi voluntad o puedo dejar que me influya Van Gogh. Yo elijo a Van Gogh.
Así empieza Cheryl Strayed una de sus columnas en la revista cultural online The Rumpus. Cuando publica esas palabras, en el 2010, nadie sabe quién es: ni quienes le mandan preguntas desesperadas ni los que leen sus respuestas. En ese momento nadie sabe de Cheryl Strayed pero todos – todos – saben quién es Sugar y todos – todos – saben que todo lo que Sugar escribe es sagrado.
La columna semanal Dear Sugar respondía a preguntas de todo tipo, pero el personaje Sugar – responsable de la pluma que contestaba las cartas – mantenía su anonimato. No publicaba su nombre, pero soltaba detalles de sí misma, su vida y su historia como referencias en sus respuestas. Sugar le dio un vuelco a las columnas donde alguien pide ayuda y otro aconseja: en vez de concentrarse únicamente en el autor de la carta y obviarse a sí misma, ella usó sus propias experiencias, muchas veces difíciles, para llegar a sus contestaciones.
Revelaba, por ejemplo, que la muerte de su madre cuando ella tenía veintidós, la traumó. Reveló que había un Señor Sugar y dos bebés Sugar. Reveló que en su infancia había sido pobre, que se divorció muy joven, que tuvo un aborto.
En menos de dos años, la gente se volvió loca: la columna se viralizó. Nadie podía dejar de leerla, adictos a lo que esta mujer regalaba: la vida misma.
Yo, bueno. Yo la encontré de casualidad cuando en una de mis tantas andanzas por Internet terminé en alguno de sus artículos. Me hice adicta también.
El libro Tiny Beautiful Things: Advice on Life and Love by Dear Sugar compila muchas de las columnas que publicó. Por suerte, muchos de los artículos se pueden leer online, pero solo en inglés. Recomiendo que chusmeen por su propia cuenta en la sección de Dear Sugar, pero voy a sugerir algunos que a mí me destruyen de la mejor manera posible. Lamento que todo lo que voy a linkear sea en inglés, pero no conozco de versiones en castellano.
Lo que si: cuidado. TODAS LAS RESPUESTAS ESTÁN PROGRAMADAS PARA HACERTE LLORAR. No me hago responsable de lo que suceda cuando la lean. Hay para todos y de todo tipo:
Romantic Love is Not a Competitive Sport: una mujer pregunta cómo superar los celos que le agarran al imaginar a su novio con sus ex parejas.
Las mujeres que tu pareja conocía y amaba y con las que cogía y con las que tenía orgías salvajes antes de conocerte forman parte de su vida. Él quiere contarte sobre ellas porque quiere profundizar la relación que tiene con vos, quiere compartir partes de sí mismo que no comparte con muchos.
A eso se le llama intimidad. A eso se le llama sí, carajo. Cuando las personas hacen esto, es un honor. Y cuando las personas que hacen esto con nosotros son también las personas de las cuales nos estamos enamorando, entramos en una órbita donde solo caben dos.
How You Get Unstuck: una mujer perdió su embarazo y un año después no puede superarlo.
Así es como te desatascás. Pedís ayuda. No para dejar de lado y olvidar a la hija que amaste, sino para que puedas vivir tu vida: la que incluye la pérdida de tu hija, pero que no se paraliza por ella. La vida que eventualmente te guía a un lugar donde no solo la puedas llorar, sino también donde te sientas afortunada de haber tenido el privilegio de amarla.
Beauty and the Beast: un hombre feo, atravesado por una enfermedad, se cuestiona si alguna vez vivirá el amor romántico.
Nunca te voy a dar mi permiso para cerrarte al amor y rendirte. Nunca. Tenés que hacer todo lo que puedas para conseguir lo que querés y lo que necesitás, para encontrar “ese tipo de amor”. Está ahí para vos. Sé que es arrogante de mi parte decir esto, porque ¿quién soy yo para saber lo que es parecerse a un monstruo o a una bestia? Nada. Pero sí sé que estamos acá, todos nosotros – bestias y monstruos y bellezas y girasoles por igual – para hacer lo mejor que podemos. Y cada uno de nosotros puede hacer algo mejor que rendirse.
The Future Has an Ancient Heart: qué tiene Sugar para decirle a jóvenes que terminan sus estudios.
Las cosas más terribles y hermosas e interesantes pasan en la vida. Para algunos de ustedes, esas cosas ya pasaron. Lo que sea que pase les pertenece. Aprópienselo. Aliméntense de eso aunque parezca difícil de tragar. Dejen que eso los nutra, porque lo hará.
Write Like a Motherfucker: una escritora incipiente pregunta si ser una autora no será más que un sueño frustrado.
Cuando lo terminé de escribir, entendí que las cosas pasan como tienen que pasar. Que no podría haber escrito mi libro antes. Simplemente no era capaz de hacerlo, ni como escritora ni como persona. Para llegar al punto en el que pude escribir mi primer libro, tuve que hacer todo lo que hice a los veinte.
We Are All Savages Inside: ¿cómo superar los celos hacia un amigo cuando a él le va mejor que a vos?
Bien adentro, todos somos salvajes. Todos queremos ser los elegidos, los amados, los admirados. No hay persona leyendo esto que no se haya preguntado, en algún momento, por qué no a mí? cuando algo bueno le pasó a otra persona. Pero eso no significa que tengas que dejar que ese pensamiento te controle la vida. Significa que tenés trabajo por hacer.
The Black Arc of It: un hombre quiere saber cómo puede acompañar a su pareja con la muerte de su madre.
Sé que decir esos clichés y consuelos típicos te hace sentir boludo y tonto. Yo también me siento así cuando le digo eso a otras personas que perdieron a alguien que amaban. Todos lo sentimos. Se siente tonto porque nos gusta creer que podemos arreglar las cosas. No es suficiente porque no hay nada que podamos hacer para cambiar lo que es de verdad horrible.
Pero la compasión no tiene que ver con soluciones. Tiene que ver con dar todo el amor que tengas.
Cheryl Strayed reveló su identidad dos años después de mantener el secreto. Más tarde confesó en The New Yorker que en un principio quiso inventarle una vida ficticia a Sugar, pero la idea se pinchó antes de que incluso llegara a formarse. No hacía falta. Tenía la mejor herramienta para hacer su trabajo: ella misma.
Lo que escribe – y la verdad que revela – cortan la hoja, el aire, el pecho como si las letras estuvieran afiladas, hechas de metal y cortantes como el filo de una navaja. Directo al centro. Nada de preámbulos, va al corazón del asunto, y lo peor es que lo hace parecer tan fácil. ¿Cómo hace esta mujer para sostener en sus manos la mismísima esencia de la vida y derretirla entre sus dedos hasta convertirla en palabras?
Como una madre o una amiga, Sugar te da cachetadas para despertarte del letargo de la anestesia cotidiana en la que nos refugiamos y te dice: no jodas conmigo y ponete las pilas.
Honestidad y delicadeza, brutalidad suave. Te habla de frente y no endulza, pero lo que hace, lo hace para conducirte a un lugar donde estés mejor ubicado para enfrentar lo que sea. Para que puedas mirar a la Verdad – esa, con mayúscula – y no achicarte. ¿Ayudar? Esta mina te va a salvar la vida. Te va a recordar lo que es.
Carezco de las formas de expresar lo que pienso de Cheryl Strayed. Es tanto que mis palabras sobran porque no son suficientes. Lo que hago entonces es redirigirlos a ustedes, lectores, a las de ella, porque todos necesitamos de lo que tiene para decirnos.
No exagero: todos.
Este post pertenece a la categoría de Héroes y heroínas, donde le dedicamos amor y admiración a nuestras personas favoritas. Las traducciones al español son mías y me hago responsable de cualquier equivocación, pero hice lo mejor que pude.
Cheryl Strayed también es autora de otros libros, como Wild (Salvaje, en español), que hace poco se estrenó en su versión cinematográfica. Hoy sigue con sus columnas de Dear Sugar pero con otro formato: podcasts.