Todas las personas que me conocen saben quién es Aniko Villalba, o al menos todas las que me quieren mucho. Hablé tanto de ella en los últimos años que si no lo aprendieron de forma consciente, lo hicieron por osmosis. No queda otra.
Aniko Villalba es la segunda persona que incluyo en mi lista de heroínas. Es una viajera y escritora argentina, ambas profesiones compitiendo en igual medida por su cuerpo. Su blog Viajando Por Ahí es uno de los blogs viajeros hispanoamericanos más visitados del mundo. Su otro blog, de escritura, escribir.me, salió del horno hace poco y promete igual calidad que el primero.
Unas palabras de advertencia: soy una fanática. Cuando me obsesiono, lo hago en serio: no me tomo mis obsesiones a la ligera. La pobre de Aniko cae en esa categoría.
Extrañamente, no supe de ella por encontrarla en las redes, sino que por verla en persona. Expuso sus fotos de su viaje por Asia en mi universidad hace cuatro años, cuando yo recién empezaba la carrera. Las vi, averigüé que la expositora era una bloguera de viajes y pasaron dos cosas: mi cuerpo creció en tamaño por el entusiasmo y, al mismo tiempo y de forma más sutil, percibí que se avecinaba algo importante.
No me equivoqué.
El año que la conocí y que me enteré de lo que hacía – 2011 – fue clave. Venía de terminar la secundaria sintiéndome encerrada y claustrofóbica y empezar la facultad me significó descubrir nuevos mundos que me llenaron de aire. Y ver lo que hacía Aniko – alguien que trabajaba de viajar, de escribir y de sacar fotos – fue una corriente de aire más similar a la de un huracán violento que a la de una leve brisa. Y me llevó puesta.
Hay tantas cosas que puedo decir de ella, tantas que admiro, tantas que envidio. Durante la etapa en la que yo estudiaba nueve meses al año, abría su página web todos los días para ver si podía viajar con sus relatos a algún lugar nuevo.
Aniko y yo tenemos muchas similitudes. Estudió mi misma carrera en mi misma universidad; tuvo las mismas materias y los mismos profesores que yo; le gusta viajar, escribir, sacar fotos, leer (a mí también); tiene una óptica positiva sobre cómo funciona el mundo y las relaciones (yo también); le gustan los blogs y las comunidades cibernéticas (no quieren saber de mi pasado oscuro y digital); es autodidacta (yo también); le gusta el diseño (ídem). Tenemos el mismo interés en muchas cosas. Incluso comparte artículos o autores en su Twitter que me dejan sin palabras, porque está linkeando a un blog que no tiene nada que ver con nada pero que yo sigo desde hace diez años. El mundo de la Internet también es un pañuelo…
Esa cercanía – la de una chica con una historia tan similar a la mía, que estaba haciendo algo que para muchos era loco pero que era lo que yo ansiaba de forma desesperada para mí misma – fue fuerte. Era tanta la similitud que a veces me asustaba, pero cuando eso pasa es una buena señal: suelo encontrar puntos en común con gente que admiro, quizás como forma de conectarme con alguien que está haciendo lo que yo quisiera hacer y para probarme a mí misma que yo también puedo. De a momentos tenía que respirar y ser dura conmigo misma: “Sharon, esta NO es tu vida. Nunca viste el Aurora Borealis en Suecia, TRANQUILIZATE”.
Desde que se puso la mochila sobre el hombro, Aniko no se detuvo. Sabía que no quería darle su tiempo a jefes que no consideraba propios y decidió entonces devolvérselo a ella misma y ver qué podía hacer con él. Siete años después, Aniko, la alquimista, lo transformó en un cuerpo de trabajo enorme. Armó su propio legajo. Ojeen sus blogs, en particular Viajando por Ahí que tiene más edad. Déjense sorprender por el cúmulo de contenido que tiene: es asombroso.
Reflexionar sobre las personas que admiro – sobre mis héroes y heroínas – me ayudó a detectar que una de las características que más admiro es la perseverancia. Personas que transpiran y trabajan, día tras día. No importa si trabajan para ellos mismos o para otros: si creen en lo que hacen, si lo hacen con honestidad y si se rompen el lomo haciéndolo: ya está. Ya me tienen. Elizabeth Gilbert, Aniko Villalba y probablemente varios de los personajes de los que incluiré en esta lista comparten eso: el esfuerzo, la dedicación y la disciplina de hacer su trabajo todos los días. La actitud de hacer algo con la vida y consigo mismos – y no al revés. Personas que le hacen frente a las reglas del sistema – en el caso de Aniko, al de trabajar de nueve a seis en una oficina – y que no se contentan con decir que NO porque saben que eso no es suficiente. Tienen también que decir que SÍ y trabajan, quizás igual o más horas que alguien en una oficina, pero bajo sus propias reglas.
Están diseñando su vida. Qué arte.
Lo podríamos hacer todos pero nos olvidamos que podemos porque es fácil olvidarse. Por suerte están las Anikos del mundo para recordarnos que esta vida es nuestra, cada segundo de ella, en toda su altura, toda su anchura y toda su profundidad. Es nuestra si nos animamos a tomarla y moldearla a una que sea más coherente con quiénes somos y con lo que queremos de ella.
En ese sentido, Aniko Villalba cumplió el rol de una hermana más grande, alguien que trazó caminos nuevos y no tan transitados que me abrieron a mí a la posibilidad de caminarlos también, si yo lo quisiera. Hoy, que ya terminé mi carrera, que estoy en el mundo real sin el cobijo que me ofrecía la academia, hoy, que busco con brío el estilo de vida que quiero para mí, no puedo hacer más que agradecer a quiénes me dieron opciones.
Como descubrí a Aniko en mi primer año de carrera, tenía sentido escribirle en mi último. Acá hay algunos fragmentos de lo que le envié:
Hoy fue mi último día de clases en la facultad. Tuvimos un almuerzo de despedida con todos los de la camada y con los profesores. Es un ciclo que se cierra y por un momento todo este miedo que estuvo gestándose dentro mío por el abismo que se viene se palió un poco al escuchar los consejos de los profesores.
“Equivóquense”, nos aconsejó Gerardo. Dijo que todavía éramos demasiado jóvenes y que no tengamos miedo a fallar una y otra vez. “Déjense llevar por la pasión porque va a ser lo que los lleve siempre adelante”, dijo Gaby y siguió: “Cuenten su historia, cuenten lo que quieran contar. Ya van a saber cuál es el formato que cada uno le va a dar, pero cuenten su historia“.
Quería agradecerte. Quisiera poder poner en palabras el alivio que fue encontrarte, a vos y a tus escrituras, a tu estilo de vida y a tus fotos, porque desde que encontré tu blog, me sentí así. Muy aliviada. Admiro profundamente todo el trabajo que hiciste y seguís haciendo en todos estos años porque no dudo que haya sido difícil y que hayas logrado tanto a partir de todo ese esfuerzo.
Quería agradecerte porque con toda tu obra marcaste un cambio enorme en mí. Hay personas que se cruzan en el camino de uno y le dejan una impronta permanente y eso fue lo que me pasó con tu blog, con tu estilo de vida y la reafirmación de que vivir inmerso en la magia de la literatura y del ser humano es posible.
Sé que soy joven y sé que esto recién empieza, pero es inevitable sentir miedo ante la incertidumbre que se viene y presión ante lo que el mundo espera de uno, sobre todo si estoy convencida de que el “sistema” no es lo que quiero.
Así que gracias. ¿Viste cuando leés libros y autores que te resuenan en el alma y que después de habértelos encontrado no hay vuelta atrás? Podés estar segura de que tuviste ese mismo efecto en mí y, estoy segura, en muchas otras personas también.
Gracias, gracias.
Aniko Villalba tiene 29 años, es argentina y viaja, escribe y saca fotos desde el 2008. Publicó su primer libro, “Días de Viaje – Relatos en primera persona“, de forma independiente en el 2013, donde cuenta sobre sus primeros cinco años de viajera. Lo pueden encontrar en su tienda.
La mejor forma de conocer lo que hace es hurgando por sus blogs, Viajando Por Ahí y escribir.me. Quise destacar algunos artículos para recomendarles pero es imposible elegir uno por uno. Todo es oro. ¡Vayan y vean!
Todas las fotos del post las tomé prestadas de sus blogs.
Este post forma parte de la categoría Héroes y heroínas, que creamos para homenajear y escribir poemas de amor a las personas que admiramos.
Wow que buen post, es como si lo hubiera escrito yo, soy otro Aniko perdido por ahí, acabo de encontrar de casualidad tu blog chusmeando el face de Aniko. Ahora sigue el tuyo claramente jajaj Yo hace un par de meses que escribo de todo un poco y estoy en proceso de moldear algunos textos mientras sigo escribiendo ya que próximamente se viene el blog.
Se siente tan bien ver personas como Aniko que logran hacer lo que tantos queremos, nos hace sentir que nuestros sueños no son tan locos como parecen no? (o al menos eso me pasa a mí)
Muchos saludos y buenas vibras de soñador a otro soñador.
Muchísimas gracias, soñador 🙂 Y claro que sí, siempre se siente bien (más que bien!) ver a personas que con trabajo y esfuerzo y dedicación alcanzaron sus sueños, o que se mantuvieron fieles a sus proyectos. Te deseo la mejor de las suertes en el tuyo.