¿Cómo hago para querer y aceptar aspectos de mi vida que no estoy preparada para aceptar? – T.
Love yourself dicen las remeras, las fotos en Facebook, los tatuajes en las muñecas…
¿Pero qué significa quererse? Y más importante todavía: ¿cómo se hace?
Lo que vos preguntás, T, es cómo aceptar partes de vos misma. Pero para aceptar, primero tenés que querer y para querer, antes tenés que conocer… y para eso no hay ningún atajo. Se logra solo con una práctica diaria, con trabajo, con esfuerzo y con tiempo.
Lo más importante es el primer paso: conocerte. ¿De qué estás hecha? ¿quién es T? ¿qué te gusta, qué te descoloca, qué te da rabia? ¿a qué aspirás?
Este es un tema importante y quiero respetar esa importancia. Quiero hablarte desde lo más central de mí para pasarte el mensaje que rige mi vida desde hace años, que es:
Tener una buen autoestima cambia la vida.
¿Por qué?
Porque exigís más de vos misma y del mundo. Porque no esperás a tener la confirmación externa para dar tu aporte, para defender lo que pensás, para animarte a tomar decisiones importantes. Porque sabés que tenés valor y sabés cuál es y porque nadie te lo puede sacar. Porque entablecés mejores amistades, que son más honestas y de apoyo mutuo. Porque sin el desgaste mental que implica dudar de vos cada segundo, podés concentrarte en cosas más constructivas.
Porque te movés para conseguir lo que querés. Porque sabés que tenés derecho para pedir, para buscar y para querer. Porque sabés que esa sed es también un despertador para otros. Porque la seguridad que tenés no tambalea y no te distraés haciendo cosas irrelevantes para demostrar a otros quién sos ni qué sos capaz de hacer. Porque sabés dar y porque sabés recibir. Porque vivir una vida positiva es mejor.
Y la parte revolucionaria, transformadora y democrática es que:
El autoestima se labura.
Se cuida. Se protege. Se construye.
¿No es un alivio? Para mí sí. Saber que puedo cambiar mi destino me regala el poder de acción. Me da el permiso de interferir en los designios de mi vida.
La única respuesta honesta y útil que te puedo dar es la de mi propia experiencia. Tengo literal 10 años de laburo encima —una década de poner en práctica el amor propio, con esfuerzo y con consciencia— y a pesar de que no soy irrompible, tampoco soy una pulsera de mostacillas que se quiebra al primer contacto. Sé lo que quiero y sé lo que no. Es algo que seguirá mutando pero la base de mi autoestima es sólida y el objetivo ahora es construir y fortalecer tu base, T.
Este es el trabajo más importante de mi vida y a partir del cual nacieron tantas cosas buenas.
Ejercicios que usé para conocerme a mí misma:
Tal vez lo que funcionó para mí te sirve, tal vez no. La clave es tomar todo como una guía y adaptarla a lo que mejor funciona para vos.
* Agradecé. Y agradecé y agradecé y seguí agradeciendo.
Con una jarra de felicidad, en un cuaderno o en tu compu. La forma de agradecer es personal y lo mejor es probar modos diferentes hasta encontrar lo que te sirve más. Sin embargo, te sugiero empezar con la escritura.
¿Por qué?
Porque poner en palabras no es lo mismo que dejar que la menta corra libre. Es una acción con un propósito y que funciona como guía. En estos 10 años en los que hice y sigo haciendo ejercicios, usé mis cuadernos y mi escritura como herramientas para alcanzar niveles de gratitud y de inspiración que de otra manera no hubiera podido alcanzar.
Entrenarse para tener una postura de agradecimiento es la cosa más importante para tener una buena vida, no solo una autoestima robusta. Agradecer te obligar a prestar atención a los regalos de cada día. Es transformador y nadie está excluido de esta magia.
Si te cuesta, empezá cada oración con: “gracias por…” y completá el resto de la frase con lo que te brote. Las primeras serán un poco incómodas, pero le vas a agarrar el ritmo y después fluirán sin problema.
* Armá un lugar que sirva de refugio e inspiración.
El mío es mi tumblr. Lo tengo hace años y es mi espacio subjetivo y personal, donde colecciono las imágenes, las citas y los textos que me mueven. Perderme y reencontrar mis verdades ahí adentro es siempre un alivio. Los patrones que estructuran mi vida aparecen ahí una y otra vez: el amor propio, la vida positiva, el arte como forma de interpretar el mundo, el feminismo, la literatura como religión, etcétera. Usá el tuyo, digital o analógico, para encontrar tus patrones.
* Reuní todos los cumplidos, cartas y lindos mensajes que te dijeron.
Revisá mensajes de texto, viejos mails, recuerdos difusos y ponelos en un mismo lugar —físico o digital— porque te van a servir de referencia. ¿Qué dicen esos cumplidos? ¿Qué partes tuyas realzan? Revisá lo que ya tenés y una vez que termines, preguntale a tus personas —vos sabés cuáles son— qué cosas les gustan de vos, cuáles creen que son tus fortalezas, cuáles fueron los momentos en los que los sorprendiste para bien, algún recuerdo tuyo que lleven consigo…
* Hacé una lista de los momentos en los que te sentiste feliz, valiosa y útil.
Momentos en los cuales el amor te rebalsaba y todo parecía tener sentido o en los que pasaba el tiempo y no sabías qué hora era. Encontrá el patrón entre esos episodios. Largate a escribir y no filtres, que salga lo que salga, sin juzgar.
* Elogiá.
“Si no tenés nada lindo para decir, no digas nada” dice mi abuela. Las críticas no hacen más que dañar al que las dice y al que las escucha, porque tiñe el ambiente de un aire espeso y lo contamina. Odio las críticas. Las odio. Odio que las digan alrededor mío y odio decirlas yo. Es tan fácil criticar, quejarse, burlar… Lo difícil es ser constructivo. Te desafío a no decir nada malo acerca de otro durante un día, tres días, una semana, 4 meses y notá la diferencia. Liberate de esta mediocridad que no sirve de nada.
* Identificá a tus héroes y heroínas.
¿A quién admirás? ¿Quiénes son tus referencias? Una vez que los hayas identificado viene la mejor parte: ¿por qué los admirás? Anotalo todo.
* Escribí las cosas qué querés.
Un título, vivir en una cabaña en el interior, dedicarte a dar charlas, actuar, hacer karaoke en frente de tus amigos, ir al Tíbet…
*Animate a ser la primera.
Si en tu grupo nadie habla de lo importante, sé la primera. Contá cómo te sentís, compartí tus miedos, preguntale a otro cómo está. Una amiga organizaba cenas cada dos semanas y preparaba preguntas “profundas”. Cuando lo propuso por primera vez, sus amigas de toda la vida se le ríeron, porque todos nos reímos y resistimos ante lo importante. Por suerte, mi amiga insistió.
Hacé la propuesta y llevala a cabo. Animate. Animate a ser la primera. Dale el permiso a los otros para compartir. Todos lo estamos esperando, solo que nadie se anima a ser el primero. La vulnerabilidad es así, la llave con la cual se desarman escudos.
* Elegí objetivos chiquitos, de corto plazo y cumplilos.
Los pequeños logros te van a dar confianza, que es lo que más necesitas. Salir de la cama en el primer snooze. Decirle a alguien que te gustan sus zapatos. Llamar en vez de mandar el mensaje. Responder el mail que postergás hace cuatro días. Y cuando los termines, celebralos, celebralos, celebralos.
* Y por último… practicá la compasión.
Esta vida es una mezcla entre cruel y milagrosa, y sin autocompasión —sin darnos el permiso de confundirnos, de equivocarnos, de probar— no podremos jamás ser compasivos con el otro ni crecer. Y un mundo sin compasión no es un mundo en el que quiero vivir. Así que no seas tan dura con vos misma, que este es un camino pedregoso pero el mejor y el más necesario de todos.
*
Elijo la magia sobre cualquier otra cosa y la magia para mí es el amor, la esperanza y la gracia. Creo que el mundo me protege y me quiere y que las cosas buenas le ganan a las malas, entonces ese es el mundo en el que vivo. Tiene magia y misterio y quisiera compartírtelo, porque es tanto mejor que el de la autocrítica y el odio.
Cada uno crea sus propios mundos y esa creación depende de con qué ojo decidimos mirar. La narrativa que repetís en tu cabeza se refleja afuera. Tené cuidado de qué historias te fabrica.
Llamalo como quieras, el Secreto, La Ley de Atracción, el Universo y sus Manifestaciones… Solo quiero decirte, desde lo más central de mí misma, que tu felicidad es tuya. Que la mirada que usás para encarar el mundo la elegís vos. Que siempre hay opciones y que se puede elegir lo bueno. Que se puede practicar dar amor, dar alegría, dar entusiasmo y recibirlos también. Que no hay personas que nacen con una genética que es más optimista y generosa que la de otro, si no que la practican. Que eso se hace y que uno puede hacerse a sí mismo y a su entorno.
Que es importante practicar sentirse bien.
Que es importante conocerse, quererse, aceptarse.
Que tu aceptación es solo tuya.
*
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