Mi prima Belu me regaló una caja de madera, del tamaño de un maletín de oficina, que tiene adentro 30 pomos de acuarelas. Antes de este regalo, no sabía ni que existían las acuarelas en este formato. ¿A dónde fueron a parar los 12 círculos coloridos que usábamos en el colegio (y hasta hace un mes)?
Hay algo de mágico en el dibujar, en el pintar, del lugar a donde te lleva. Ver cómo de a poco toma forma en la hoja algo que nunca imaginaste, de a poquito, como cuando se revela una Polaroid. ¿De dónde salió eso? ¿De qué parte de mí?
Aunque las proporciones estén en desajuste, aunque le haya pifiado a los colores o que un ojo esté mas chingado que el otro: me gustan mis dibujos. Hay algo irremediablemente humano en esas hojas pintarrajeadas. Si me siento el tiempo suficiente, si me empeño a no abandonarlo a mitad de camino, siempre me sorprendo con el resultado final. Siempre.
Pero siempre, también, antes de terminarlo, durante la mitad, llega el momento en que me trabo y no sé cómo seguir. Ya hay suficiente dibujado como para jugársela a arruinarlo pero por sí solo no es suficiente. ¿Qué hacer? ¿Le agrego otro color o lo dejo así como está?
El miedo de equivocarme dura unos segundos y después se va. Al fin y al cabo no hay riesgo alguno en este dibujo: no tiene fin, no tiene motivo, no va a parar a ningún lado. Lo hago por diversión. Lo que me vale la pena es hacerlo. Sigo. Agarro cualquier color. Mojo el pincel, sumerjo la punta en el agua, lo golpeo suavecito contra el vaso de plástico y sigo.
No sé a dónde voy, no sé qué hago. Dejo que mi mano se mueva sola. Y es así: mi mano se mueve sola y me sorprende. Lo repito porque no puedo creer que mi mano sepa hacer cosas por su cuenta, sin que mi cerebro le diga nada, sin yo saber cómo es que mi mano sabe. Pero hace algo que yo no conozco, mi mano tiene consciencia propia. Eso me parece milagroso. ¿Qué otras partes de mi cuerpo saben hacer cosas de las que yo no estoy enterada?
Si tengo la paciencia de quedarme hasta el final, estos dibujos revelan partes de mi mundo interior – de mi inconsciente – que no conozco y al que no tengo acceso de otra forma. Son pedacitos de mí y desconocidos por mí, que una vez terminados ya no me pertenecen. Están ahí, lejos y separados. No sé cómo es que nacieron al mundo pero ahora existen por sí solos y solo puedo admirarlos.
Cuando escribo es lo mismo. Antes pensaba que los autores escribían libros con un plan mental ya armado, un esquema, una arquitectura robusta que sostendría todo lo demás. Sabían en cuántos capítulos estaría dividido su libro, qué punto de vista usarían, cómo sería el final. Pero cada vez leo más blogs y libros – de Dani Shapiro, Stephen King, Lynda Barry – que me destruyen esta hipótesis.
Muchos (muchos, de verdad) empiezan sin tener idea de cómo va a seguir. Pero empiezan y día tras día vuelven a seguir esas pistas, a adentrarse en su laberinto inventado, a descubrir a dónde los va a llevar lo que cargan adentro. Aguantan el no saber, la temible incertidumbre, porque confían en que lo que los espera del otro lado les enseñará partes de sí mismos y del mundo que desconocían. Y pensarán: ¿eso salió de mí?
No saber cómo seguir pero seguir igual, confiando en que si las elecciones son coherentes con uno mismo, algo saldrá. Algo real y auténtico. Algo que vale la pena.
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Hola!
Yo no pinto porque siempre me dije que soy un desastre haciendolo, pero se que un día me voy a animar y algo va a salir, bien o mal pero como vos decis, sincero. En el mientras tanto escribo y siempre hay historias que quedan a medio acabar porque me agarra miedo por no saber adonde voy, pero hay veces que no le hago caso al miedo y llego a la frase final. Y nunca me he arrepentido del resultado. Lo que escribo no sera perfecto pero es real.
Saludos, Cati
Hola Cati! Hay algo de adrenalina y de vertiginoso en ese no saber del medio, no? Creo que las mejores cosas – las mas reales, las mas sentidas, tanto en la vida como en el arte – salen de ese no saber.
“Lo que escribo no sera perfecto pero es real.” Real > Perfecto, siempre.
Gracias por tu mensaje <3
Increíble la ilustración de Nati!!! Amé 🙂 🙂
Me encantan que se crucen estos caminos.. escribir, pintar, ilustrar! Por muchos cruces más!!