¿En qué momento del 2016 sentiste más confianza en vos misma?
Cloé:
El año está por terminar y siento que me inyectaron una dosis de paranoia, ansiedad. ¿Por qué todo tiene que definirse las primeras o las últimas veinticuatro horas del año? ¿Depende solo de las últimas sensaciones que se apoderaron de mí?
Miro para atrás y se me graban titulares establecidos al azar de las distintas cosas que pasaron en estos 365 días. Y me obnubila ver la cantidad de experiencias que sucedieron, una detrás de otra. Pero por sobre todo, me acuerdo de lo que yo sentí a lo largo de cada experiencia.
Puedo medir los momentos en los que sentí confianza plena en mí misma de dos formas distintas; por un lado, instantes en los que me inundó la adrenalina en el exacto momento en el que hice algo. Y por otro lado, cuando actúo y siento nubes de miedo que me quieren atar las piernas o tapar la boca. Pero que no logran frenarme. La confianza es una manto que me cubre después, porque atravesé el miedo y me manifesté.
Sentí confianza plena en mí misma cuando renuncié, dos veces. La primera decisión la arrastré desde el 2015, y aunque estaba asustada porque nunca en mi vida lo había hecho (como tampoco pedí un aumento: meta 2017), era algo que no iba a pasar del primer lunes del 2016; un 4 de enero con palabras perdidas, alguna que otra excusa ahogada y una intención determinante. La segunda vez, en junio, me daba más pánico todavía: hacía seis meses que había empezado a trabajar acá… ¿entonces? ¿Era hora de correrme a un costado?
No tengo ni una duda de que hice lo que mi cuerpo me empujó a hacer. Confieso que me sentí partida en dos por la duda, pero tantas veces ese es el mejor termómetro, como diría Shari. Uno solo termina de descifrar si hizo lo correcto o no después de que haya pasado un tiempo.
Tirarme de un avión e imaginarme hoy cayendo de caída libre es sin duda uno de los momentos que más atesoro dentro del reservorio de instantes de confianza absoluta. Un día, en pleno almuerzo familiar, me empeciné con hacerlo. Desde ese día que lo imaginé en todas sus vertientes posibles. Porque estaba resfriada, porque estaba nublado, porque al final lo iba a hacer sola. La oportunidad se iba corriendo y entonces mi imaginación lo iba magnificando. Hasta que finalmente fui a Lobos, tranquila porque sabía que podía arrepentirme. Llegué, y si no me hubiese atendido una mujer que triplicaba mi edad y que me contó de las diez veces en las que se había tirado como si hubiese estado tomando un Campari, no sé si lo hubiese hecho. Me subí al avión y me perdí entre sensaciones mirando por la ventana. Hasta que volé por encima de las nubes.
Todos esos momentos son partículas que se movieron para que mi año avanzara. Pero creo que lo más radical, el momento más fuerte para mí (aunque aún me cueste dimensionarlo), fue cuando dije lo que sentía; fui totalmente honesta con mis sentimientos. Cuando alejé el ruido y me escuché.
Sharon:
Difícil. Esa es la palabra que define mi año: difícil. Fue un año lindo y repleto de viajes, de anécdotas divertidas, de buenas charlas pero no niego que me costó todo. Desde hacerme amigos hasta comunicarme en otro idioma hasta el cambio de rutina y de comida. Me costó trabajar como au pair cuidando chicos (no porque no hayan sido buenos – fueron fantásticos ♥-, si no porque no me caracterizo por ser alguien que tiene facilidad con ellos) y vivir con una familia ajena a la mía. Me costó comparar todos los días el vivir en Italia con el vivir en Argentina. El buscar trabajo en un país ajeno. El mudarme dos veces a ciudades que casi no conocía. El estar lejos de mi familia y de mis amigos y de mis lugares conocidos. Y mucho, mucho más.
Todas estas dificultades, sin embargo, me dieron una seguridad que no sé medir ni sé expresar. Es una seguridad grande.Me mudé y sobreviví y lo hice todo por mi cuenta: compré mis pasajes, conseguí mis trabajos, me choqué con mil paredes y estoy acá. Contenta y feliz.
Uno siempre salta desde el trampolín que sostienen los seres queridos y no lo subestimo. Pero no desestimo que el empujón mayor vino desde mí y me siento muy orgullosa de lo que hice y confiada – entonces – de lo que puedo hacer. La sumatoria de todos estos detalles me dan una confianza en mí misma que no sé cómo hubiera conseguido si no me hubiera ido de Buenos Aires.
Hace unos meses, Sarah me invitó a festejar Thanksgiving (la tradición americana) con un grupo de amigos suyos un domingo de sol. Ella se desvive por cocinar y había planeado uno de esos almuerzos que duran toda la tarde. Cocinó de todo: pavo relleno y el gravy que lo acompaña, puré de papas, fagioli, papas a la crema con bechamel, ensaladas. ¿De postre? Cheesecake de calabaza y mousse de chocolate con crema.
Varios genoveses, una inglesa de familia india, un napolitano, una americana, un inglés, un veneto y yo, la argentina, festejando una tradición americana. Los italianos hablaban en inglés y los extranjeros intentábamos meter bocado con nuestro italiano dudoso. Hubo un discurso de gracias. Corto y desinflado pero lo hubo.
No conocía a nadie y no importaba.
Sentí por primera vez en 8 meses la sensación de haber descubierto mi lugar. Fue especial. No conocía a nadie y los quería a todos. Entre tanto amor y champagne frené un segundo y pensé: ¿cómo es que llegué acá?
Vos misma te trajiste acá, me llegó la respuesta. No sé de dónde vino pero llegó con contundencia. Vos misma te trajiste a este lugar. Y la respuesta estaba compuesta de dos mitades: una de orgullo y otra de alivio. Vos misma sos capaz de llevarte a los lugares a donde pertenecés. Puede que lleve tiempo. Puede que lleve esfuerzo. Pero siempre vas a llegar.
Para el que quiera responder a más preguntas y hacer su propio balance de año: 2 reflexiones que te guían para pensar el año. Feliz año a todos. 🙂
<3
Cloé, qué verdad lo que decís con alejar el ruido, yo sinceramente pienso que es una de las cosas que nos tendrían que enseñar en la escuela: aprender a escucharse a sí misma.
Sharon, se me puso la piel de gallina al leer tus frases de descubrimiento; es increíble lo que una puede lograr a hacer cuando toma decisiones suyas y grandes (!).
Qué lindo encontrar su blog, chicas, qué lindo ver que las mujeres podemos juntar fuerzas y crear juntas. Recién empezamos un blog con una amiga, también viviendo en 2 partes del mundo… Las invito a visitarlo 🙂
Gracias por compartir sobre la confianza! Es un tema importante!
Ely
Hola Ely! Muchísimas gracias por tomarte el tiempo de leer y de escribirnos! Coincido en todo lo que decís… pocas cosas me gustan/entusiasman/emocionan tanto como cuando un grupo de mujeres (o una sola también) se decide a tomar las riendas de su vida y decir su verdad. Sin duda voy a chequear su blog y les deseo el mejor de los caminos con él <3