Ignacio Rivas es un artista plástico argentino. Tiene 27 años, vive en Buenos Aires y se especializa en el collage. Lo descubrí por casualidad a través de su Instagram, la red social principal que usa y donde comparte sus obras, noticias sobre sus workshops y anuncios sobre que está haciendo. Me interesó mucho desde el principio: el primer gancho fue la originalidad de sus obras – todas impregnadas de su estilo único – y el segundo, la forma en la que supo establecerse como artista a través de las redes sociales.
Comunicadora nata, me obsesiona la interrelación entre el arte, la comunicación digital y el emprendedorismo y el caso de Ignacio Rivas me encanta por muchas razones. Porque su arte es emprendedor. Porque es alguien que supo arriar las plataformas de internet a su favor, una habilidad que creo fundamental que todos manejemos.
¿Cómo es que alguien transforma sus collages en una forma de vida? ¿Cómo pudo concebirlo y convertirlo en algo más que un hobby? ¿Cómo supo ver la oportunidad de negocio? Antes de la existencia de internet, ¿era posible crearse un propio trabajo? ¿Hubiera Ignacio Rivas podido laburar de esto? Estas preguntas y sus derivaciones – en especial la última – son algunas que me revuelven la cabeza desde hace tiempo. Muchos de mis héroes y heroínas supieron salirse del esquema mental tradicional que dicta que un trabajo es uno de nueve a seis y que alguien te da y al que tenés que resignarte, te guste o no. Supieron maniobrar con internet y usarlo a su favor – como supo hacerlo Ignacio Rivas – y utilizarlo como la herramienta fundamental para hacer de sus sueños una construcción tangible y concreta. Entrevieron que no es obligatorio aceptar las reglas de lo que el mundo te dice que es absoluto, obligatorio e inalterable y entendieron cómo darle la vuelta al sistema y diseñar un estilo de vida propio.
Pero antes de seguir distrayéndolos con mis divagaciones, veamos que tiene que decir Ignacio Rivas al respecto:
Contanos cómo fue tu camino para llegar a donde estás.
Ya hace varios años que estoy en el camino, precisamente desde hace ocho. Creo que el fuego inicial para comenzar un camino es la pasión – en mi caso, la pasión por el arte, por vivir de una manera única y a mi manera. Me gradué en publicidad hace un año pero no ejerzo desde hace dos años. Estudié fotografía analógica también y luego incursioné en la pintura sobre tablas de skate de manera autodidacta para después pasar a pintar sobre lienzos y otras superficies. Me dedico de lleno a la técnica de collage manual desde el 2013, fusionando todo lo que aprendí durante el camino. Fusiono en algunos casos el collage manual con fotos mías, pinturas y otras cosas que van saliendo. Por ahora estoy acá, siento que en el camino correcto, así que voy a seguir para descubrir nuevas experiencias.
¿Supiste siempre que querías hacer arte visual o te agarró por sorpresa? ¿Hubo algún momento de epifanía o fue más un proceso?
Al principio fue un poco por sorpresa, o eso creía, porque creo que en la vida no existen las casualidades, todo pasa por alguna extraña razón. Llegué un poco al arte gracias al skateboarding, gracias a la calle, a todo ese mundo y gracias a los murales y graffitis que veía desde el colectivo cada vez que tenía que viajar hasta la ciudad de Buenos Aires. Todo es un proceso, y con el arte ese proceso arranca desde que somos muy pequeños, desde que agarramos un lápiz y hacemos algún garabato. El problema está cuando crecemos y llega el momento de insertarse en un modelo “correcto” de sociedad. Ahí uno debe elegir una profesión con la cual ganarse la vida y lo más probable, lamentablemente, es que todo lo que tenga que ver con las artes quede relegado a un segundo plano.
¿Cómo reaccionaron tu familia y amigos a lo largo del recorrido?
A nadie le interesó, solo a muy pocos amigos que tenía en esa época y que me bancaron desde un comienzo. Al principio me molestó pero fue así, y supongo que eso fue lo que me dio fuerzas para seguir luchando por lo que yo creía que era correcto para mi vida. Hoy las cosas cambiaron un poco y todos están al tanto de mi actividad y está buenísimo, pero creo que nunca voy a dejar de ser el “diferente” (risas).
¿La creatividad formó parte de tu infancia?
¡Claro que sí! Y fue muy determinante. El otro día pensaba que de chico no solía jugar a los videojuegos y no tuve computadora hasta los dieciséis años. Paralelamente, me crié en un barrio muy tranquilo y casi todos los fines de semana íbamos al campo de unos amigos en Brandsen, en la provincia de Buenos Aires. Todo esto generó una mezcla bastante rara sobre mí. Mis juegos eran muy diferentes a los juegos de cualquier niño promedio de la ciudad., incluían mucho dibujo, pintura, fogatas, cuchillos y aventuras. Muchas de estas aventuras, ya desde muy chico las documentaba con una cámara analógica muy básica que se la pedía prestada a mi viejo.
¿Qué importancia crees que tienen los estudios formales (en una escuela, universidad, cursos, etc.) en un área creativa/artística?
Apoyo el estudio en todas sus formas, tanto universitaria como de forma autodidacta. Pero un buen estudio tiene que ir acompañado de un buen emprender; podés tener el mejor de los estudios o talentos y no hacer nada con él. Lo más importante siempre está adentro de uno.
¿Tuviste algún mentor?
La vida misma.
¿Tuviste que tomar algún riesgo para llegar a dónde estás?
Muchísimos. Tanto de aprobación social como económico. Todo lo hice siempre desde cero y con los pocos recursos con los que contaba. El dicho no se equivoca: “lo que no te mata, te hace más fuerte”.
¿Cómo es trabajar de forma independiente?
Es algo bastante complejo. Yo soy mi propio jefe y eso a veces te puede jugar en contra. Cuando uno trabaja de forma independiente tiene que tener los conocimientos y la energía adecuada para poder llevar a cabo la actividad. Yo me encargo básicamente de todo, es agotador pero me atrae el hecho de ser útil en diversas cosas y no tener que depender de nadie. Los buenos resultados de tu propio trabajo no tienen precio.
¿Qué rol cumplen las redes sociales en tu trabajo? ¿Cuál es la más importante y por qué?
Las redes sociales bien usadas son una herramienta muy poderosa. Hay mucho de prueba y error, uno tiene que equivocarse para aprender. También tenés que estar probando constantemente cosas nuevas para ser publicadas, porque la vorágine cotidiana de las redes sociales hace que la gente se aburra cada vez más rápido y eso puede repercutir negativamente sobre tu trabajo.
Tengo varias redes sociales, pero hoy la que más resultado me está dando es Instagram. Me permite llegar a mucha gente y siento que no hay mala onda entre personas, a diferencia de Facebook.
¿Tuviste momentos difíciles? ¿Rechazos?
Bastantes, pero ¿quién no? La vida es compleja y muchas veces pasan cosas feas. Todo depende de como uno se tome lo que le pasa. Ante un golpe fuerte uno puede caerse y nunca levantarse o podés levantarte y dar pelea sin importar lo que pase.
En el mundo del arte los rechazos son materia corriente. Todo depende de la fuerza de voluntad de cada uno.
Me imagino que es difícil trabajar de la creatividad, más que nada empezar. ¿Tuviste que trabajar gratis alguna vez o por muy poca plata? ¿Cómo se traza la línea entre hacerse conocer y hacerse valer en términos económicos?
Sí, en algunos casos hice trabajos por muy poca plata y gratis, por suerte creo que no más de dos o tres veces. Si uno se pone firme desde un comienzo, la gente empieza a valorarte por lo que sos.
Trabajar gratis no es bueno, hay que desterrar eso, porque algunas grandes marcas o gente de plata van a querer que trabajes gratis o por la menor cantidad de plata que te merecés. Ahí es cuando uno se tiene que poner firme y hacerse respetar, más que nada para uno mismo. Si rechazan tu trabajo lo más probable es que encuentren a otro que lo quiera hacer gratis y ahí está el problema. Si todos decimos que no ahí la cosa puede empezar a cambiar para mejor.
¿Qué crees que se necesita para ser un emprendedor artístico?
Algo de talento, tener visión, mucha constancia y ser transparente con las personas.
¿Qué tan importante es volver a ese “juego libre” al que teníamos libre acceso cuando eramos chicos para crear?
Es importante porque vemos la realidad desde otra perspectiva, la del adulto. Pero si mezclamos a conciencia la perspectiva del adulto con la del niño, que siempre algo nos queda, pueden salir cosas muy interesantes.
¿Cómo armaste la confianza para decir: “Bueno, esto es lo que hago, veanlo. Lo pongo ahí afuera, sé que es bueno y que vale esto”?
Siempre fui de valorar mucho las cosas. Es por eso que a lo que hago siempre le puse mucho esfuerzo, dedicación y amor. De ahí que haga valer lo que hago, porque me costó muchísimo llegar a donde me encuentro hoy.
¿Cómo influencia Avellaneda a tu trabajo? ¿Y Buenos Aires?
Crecí toda mi vida en Wilde, en Avellaneda. Es un barrio muy tranquilo, no pasan muchas cosas y eso es algo que me gusta, la tranquilidad, pero no la parte en donde todo se queda muy estático. Soy una persona muy inquieta y me apasiona viajar. En mis viajes a la ciudad de Buenos Aires vi cosas nuevas y eso me inspira. Buenos Aires es una provincia magnífica en donde muchas cosas lindas pueden pasar. Actualmente vivo en Caballito, en un barrio muy tranquilo también, pero la realidad es otra y estoy contento con mi decisión. Hoy es Caballito, mañana vaya a saber uno.
¿Tenés un círculo de personas creativas alrededor? ¿Es importante estar rodeado de personas que trabajen con la creatividad?
Claro que lo tengo y es absolutamente muy importante estar rodeado de personas así. Es importante porque inspiran y eso es fundamental y porque según los tiempos que corren es muy importante armar una suerte de red, en donde estemos ayudándonos entre nosotros. Si no nos ayudamos entre nosotros nadie de afuera lo va a hacer.
¿Cuáles son tus influencias del momento?
Básicamente todo lo que pasa a mi alrededor. Desde que me mudé a Caballito hace un año, mi vida cambió completamente. Por fin estoy cumpliendo mi sueño, estoy conociendo personas increíbles, la ciudad y todas las ideas que tengo en mente me influencian para poder seguir adelante.
¿En qué andás laburando ahora? ¿Qué proyectos tenés en mente?
Estoy desarrollando nuevas ideas, nuevas obras se vienen en camino. También estoy trabajando mucho en los workshops (talleres de un día de duración) de collage manual que suelo dar en mi taller o en otros espacios. Mi idea es seguir con esto ya que siempre hay muchísima gente interesada, ¡es una locura! Me pone muy contento que mucha gente tenga un interés sobre mi trabajo y sobre los workshops. Mi proyecto es llevarlo a varias provincias de Argentina, y también afuera, como Uruguay, Chile, Bolivia y España ya que suelen consultarme bastante. Pienso nutrirme de nuevas experiencias, conocer gente y ¡viajar! Que es algo que siempre me gustó hacer.
¿Qué le dirías a alguien que quiere hacer lo mismo que vos o que quiere convertir su arte en su trabajo?
Creo que no hay muchos secretos. Pienso que todo se logra trabajando con mucha constancia, abriendo la cabeza y relacionándose con las personas adecuadas.
En tu propio recorrido, ¿cuánto fue el balance entre esperar a que te encarguen un trabajo y vos poner en marcha tus propios proyectos?
Creo que tuve suerte desde que decidí tomarme el arte como una manera de ganarme la vida. Eso fue por el año 2009, cuando empecé a pintar sobre tablas de skate. De movida supe cómo mostrar lo que hacía y eso atrajo a muchas personas interesadas. Me encargaban pinturas a pedido y eso hizo que me dieran la fuerza para poder llegar a donde estoy hoy.
¿Estás satisfecho creativamente?
¡No! (Risas) Supongo que es algo bueno. Tengo un objetivo muy fuerte, que es el de seguir progresando artísticamente. Soy muy inquieto y siempre voy a querer innovar para poder destacarme artísticamente del resto. Me cuesta entender a ciertos artistas que siempre hacen lo mismo, una y otra vez. Si tuviese que hacer eso me aburriría demasiado. Para mí la clave es tratar de salir de esa zona de confort y crear algo nuevo, te podés equivocar, pero de eso uno aprende el doble.
Creo que hay que ser originales, la gente se lo merece.