Clara Cohen es una fotógrafa argentina establecida en Buenos Aires. Su trabajo fue publicado en Vogue Italia, Oyster Magazine, Big Sur y otras. Tiene veintitrés años y empezó a trabajar de la foto a los diecinueve: hoy se especializa más en moda y backstage.
Cuando le pregunté sí podía entrevistarla, se escondió tras una máscara de vergüenza y me dijo que no se sentía preparada todavía. Yo miré y volví a mirar sus fotos y pensé: ¿cómo que no? Insistí, le dije que el propósito de hablar con ella y escuchar sobre su experiencia sería útil para personas que quisieran hacer lo mismo y recién ahí se doblegó.
Experiencia, tiene. De la experiencia sí quiere hablar. Y aunque diga que no se siente preparada, quien vea sus fotos sabe que lo que hace con sus cámaras es arte.
¿Cómo fue tu camino para ser fotógrafa?
Largo. Hice mil millones de cursos, después empecé a estudiar Iluminación de Cine que me entrenó muchísimo en el tema de luz continua y medición. Además tuve la oportunidad de hacer una beca de laboratorio que me permitió acercarme a la película y a sus procesos. Después decidí que el cine no era lo mío y me fui a hacer una pasantía en una agencia de foto en New York en la cual le armé el archivo analógico a Peter Lindbergh. A veces tenía la suerte de ir a fotos a hacer de tercera asistente lo cual me súper motivó y de ahí en más empecé a trabajar en moda. Volví a Buenos Aires, me empecé a contactar con fotógrafos para asistir y a la vez con agencias para trabajar con modelos. Las cosas se fueron encaminando muy lentamente.
En moda yo estuve trabajando mucho como asistente del fotógrafo. En New York, de asistente de asistente de asistente, obvio. Yo soy fotógrafa por mi lado, pero mi trabajo es moda.
¿Supiste siempre que querías hacer fotografía o te agarró por sorpresa? ¿Algún momento de epifanía en el que dijiste “esto es lo que quiero”?
No, para nada, de chica me compré una cámara con todos mis ahorros y vivía frustrada por mis pésimas fotos. Quería ser diseñadora de moda. No se dio, por suerte, y me iba a meter a estudiar filosofía y de un minuto al otro decidí estudiar cine porque sentí que era lo más cercano a la foto. Creo que mi segundo año en la carrera de cine fue bastante definitorio, fue ahí que empecé a hacer foto para los cortos de mis amigos y a revelar y eso me motivó muchísimo.
¿Qué es la fotografía para vos? ¿Por qué la fotografía de moda?
No sé bien qué es para mí. Por un lado me interesa mucho el tema químico de la foto, esa capacidad de poder transformar el tiempo en memoria y de poder imprimir luz, me flashea muchísimo. Lo que hago con moda es desarrollarla respecto a lo que me interesa en cuanto a lo personal, o trato. Me gustan mucho los temas de género, las misconceptions de la idea de lo femenino que para mí es una idea que no existe, las ideas de belleza. Trasvestir un poco las ideas de lo que es el género hoy en día. Afuera está más visto pero en Buenos Aires la gente es re machista. La mina tiene que usar un vestido y el varón un pantalón.
¿La creatividad formó parte de tu infancia?
Sí, mi mamá siempre quiso ser artista así que de chiquita mis libros eran Degas para niños o versiones infantiles de la historia del arte. Mi papá es arquitecto así que también siempre me mantuve cerca del diseño.
¿Qué importancia tienen los estudios formales (en una escuela, universidad, cursos, etc.) en un área creativa como lo es la fotografía? ¿Fuiste a la universidad?
No fui a estudiar foto. Para mí sería espectacular que haya una carrera que lo forme a uno en historia de arte de fotografía, semiótica, ver iluminación continua y de flash y después poder hacer un año de asistencias, etcétera, porque hasta este año el camino no existía. A mí me costó mucho por esa razón. Acá (en Buenos Aires) ahora hay una carrera de fotografía que no sé si es funcional o no. Por otro lado siento que la única manera de aprender el oficio es saliendo a sacar fotos, asistiendo y preguntando y mirando.
La experiencia que te da estar en set no te la da absolutamente nadie. En moda vas a ver a una persona dirigiendo una modelo de verdad, vas a ver luces a las que muchas veces no estás expuesto porque son caras entonces normalmente las escuelas no las tienen, y vas a ver un montón de dinámicas que son re importantes, las dinámicas con los clientes, o en cómo están pensando en la ropa, que es el producto que se tiene que vender. En cine es lo mismo porque nada que ver lo que pasa entre amigos que filmamos un rodaje y no nos dan ni desayuno a una publicidad enorme que está re armada.
¿Tu familia y amigos te apoyan?
Sí. A mi familia le cuesta que no haya hecho una carrera per se pero al fin y al cabo es problema mío y ahora lo aceptaron.
¿Tuviste algún mentor?
Mentor, mentor no, pero trabajé con el fotógrafo Naguel Rivero por muchísimo tiempo y aprendí muchísimo de él y de su forma de trabajar. Me encanta su trabajo. Él siempre me ayuda opinando de mis fotos y a mí me importa mucho estar ahí cuando trabaja.
¿En qué tipo de proyectos estás trabajando ahora?
Estoy tratando de hacer cosas que me gustan y que al mismo tiempo sean rentables pero no es fácil.
¿Cómo es trabajar freelance?
Difícil. En moda especialmente porque se divide en temporadas. Uno tiene que ser ultra organizado y administrativo y muy, muy, muy perseverante para conseguir nuevos clientes, colaboradores, etcétera. Por suerte me encanta ser insoportable así que no me cuesta tanto, pero sí me ha pasado de decir: bueno, trabajo en algo que nada que ver y creo que es parte de la experiencia. Si es necesario, me pongo a laburar de lo que sea. Te manejás.
¿Otros fotógrafos pasan por lo mismo?
Conozco mucha gente en foto de moda que vive con los padres o que hacen publicidad – tema resuelto – y mucha gente que no sé cómo hace. Y mucha gente que se rompe el orto y llegan. Los primeros años para cualquier laburo que no sea de oficina son complicados. Siempre podés elegir ir a la oficina pero a mí me aburre, no podría.
Tengo una amiga que quiere ser fotógrafa pero no sabe cómo hacerse conocer. ¿Qué le sugerirías a alguien que quiere hacer conocer su trabajo?
¡Moverlo! ¡Mandar a revistas! Mandarle tu portfolio a todas las personas que te interesen a ver si querrían colaborar, a editores, a marcas, a todos los que puedan interesarte.
El proceso es medio rebuscartela y es una cagada eso. O tenés suerte o no tenés suerte, o tenés ganas de mandar mails o no, y si no tenés ganas de mandar mails, cagaste. No sé si es tan justo, porque por ahí tenes mucho más talento que alguien que manda mails. Si querés llegar a algún lugar tenés que ser muy insistente. Escribile a todas las personas con las que te interesaría trabajar, pero no una vez, porque son gente que está ocupada. Tenés que escribirle diez veces, hincharlos, buscarle la vuelta a las cosas. Estar todo el tiempo investigando. Ah, hay una revista nueva, les voy a escribir y les mando mi portfolio. Ah, este chabón está sacando fotos, es bueno, no, esta marca es nueva, está re buena. Estar todo el tiempo mirando lo que esta pasando alrededor tuyo porque al final te tenés que vender. Y la única manera de venderte es acercándote a las personas indicadas. Facebook es re clave para eso. Instagram también pero muchas veces no tiene contacto.
¿Cuál es el balance entre vos acercarte a la marca y que la marca se acerque a vos?
Creo que el 60% del tiempo es avanzar uno. Hay un montón de gente que se te acerca pero… yo empecé a los 19 a laburar acá y no te ubica nadie. No tienen porqué ubicarte.
¿Tuviste momentos difíciles? ¿Rechazos?
Miles y miles de meses que no hay laburo por ningún lado y mil clientes que cancelaron a último momento y uno no sabe dónde meterse. Pero es parte del oficio y en ese momento es donde más tenés que insistir y buscar changas para acompañar.
Me imagino que es difícil trabajar de la creatividad. ¿Tuviste que trabajar gratis alguna vez o por muy poca plata? ¿Cómo trazar la línea entre hacerse conocer y hacerse valer monetariamente?
¡Miles! Al principio trabajé gratis muchísimo, de hecho me costó muchísimo tiempo cobrar un cachet normal, pero creo que hay que saber valorar el tiempo de uno y también hay que saber tomar oportunidades. Muchas veces en el pasado tomé trabajos con poquísima plata a cambio de libertad creativa total y eso fue genial.
En foto se hace mucho de los tests, en todo el mundo. Es un intercambio entre agencias y fotógrafos jóvenes en el cual los fotógrafos reciben modelos nuevas gratis a cambio de generarles un material copado.
¿Cómo establecés contacto con las agencias de modelos?
Con algunas agencias de afuera tenía contacto de cuando me fui a New York porque trabajaba con una casting agent. Un fotógrafo con el que trabajé durante mucho tiempo en Argentina me puso en contacto con otra. Después mandé mails. Cuando no me respondían, agarré el teléfono y empecé a llamar: Hello, I’m Clara, I’m a photographer, this is my portfolio, I would like to test. Me respondían sí o no y listo.
¡Te felicito por la publicación en Vogue Italia digital! ¿Cuál fue el gancho para llegar ahí?
Había un cartel en su Instagram por #voguetalents para mandarles tu portfolio y si les gustaba te lo reseñaban en persona en Milano. Me anoté y salió y a la mina le coparon las fotos y me dijo: “Quiero hacerte una nota”.
¿Qué crees que se necesita para ser fotógrafo?
Ganas de insistir y no sé si ojo para los detalles pero ganas de mirar todo y ver cómo hacerlo funcionar.
¿Inspiración? ¿Influencias?
¡Miles! Daido Moriyama, lo amo. Michelangelo Antonioni, Ingmar Bergman… Después me mueve mucho todo lo que es teoría de género y trabajo mucho sobre eso, me encantan los materiales y las formas y eso también me mueve un montón. Paolo Roversi, David Armstrong. Peter Lindbergh, Lorca Di Corcia, Eggleston. Me parece re importante estar siempre mirando cosas nuevas y viejas, eso le re afecta la forma de ver a uno.
¿Estás rodeada de gente creativa? Si sí: ¿Qué tan importante es estarlo? ¿Son todos fotógrafos?
Formo parte de Pacto, una agencia que me copa muchísimo porque reúne a varios creativos de Buenos Aires y creo que eso siempre está bueno. Después por suerte pegué muy buena onda con clientes y diseñadores a los que admiro muchísimo y con los que disfruto trabajar en demasía. Y al estudiar con Guillermo me hice muy amiga de mucha gente que está en foto o en poesía o en movidas culturales con los que comparto mil cosas. Funciona así. Hiciste una cosa y te escribió alguien porque le copó, o viceversa, y te hiciste amigo (o no te dio bola también). Me hice re buenos amigos así, escribiéndoles (pone voz de robot automático): Hola, cómo estás, mi nombre es Clara Cohen– (risas).
Todos mis amigos son creativos, incluso el que es biólogo. No busco amigos pero me encontré gente copada, siempre. Por suerte.
Sé que viajás mucho y sacás fotos cuando estás afuera. ¿Tenés algún lugar preferido para trabajar?
No, ¡estoy buscándolo! Me encanta viajar, punto. Ahora me enamoré de Portugal pero no pude sacar mucho, creo que depende del momento en el que esté.
¿Qué tal es Buenos Aires para trabajar como fotógrafo?
A veces me frustra un poco… Hay que saber encontrar las oportunidades para ser creativo y también las oportunidades para ser creativo y cobrar lo que se debe. Cuando las hay, son increíbles pero la industria no es grande y eso también hace que haya demasiada competencia.
A mí la foto me encanta y me hace muy feliz conocer gente creativa que está haciendo algo increíble, que está pensando en ideas. Me encanta armar el moodboard, pensar en las propuestas. Hay laburos que sé que son tediosos y los hago rápido. Tengo la suerte de haber aprendido que las cosas que son tediosas en la vida se hacen rápido, como un trámite, y las que te interesan las hacés bien.
Algo que me encanta de vos es que veo que escribís mensajes en Facebook diciendo que estás en Londres y si alguien quiere modelar o maquillar o participar. ¿Qué tal es trabajar con un equipo que cambia seguido?
En realidad no cambia tanto. En Buenos Aires trabajo siempre con el mismo equipo y me llevo súper bien y me parece súper importante mantener esa impronta colaborativa para poder sacar lo mejor de cada uno. Afuera lo hago porque soy nueva y todavía no conseguí a la gente pero lentamente esas cosas se van dando, como se dieron acá.
¿Estás satisfecha creativamente?
No, nunca estoy satisfecha creativamente, por suerte y desgracia. Está bueno porque siempre tenés que innovar.