Enero antes era playa, poco protector solar, olas que revolcaban y tragos excesivamente dulces que los tomaba más por tomar que porque me gustaran. Enero era la imagen cliché del verano. Hasta que, claro, empecé a trabajar. No me molesta estar en la ciudad durante este mes; es más, uno le va agarrando el gustito al silencio porteño, al tráfico somnoliento y al ritmo más ...