A veces soy tan autoexigente conmigo misma que es como si una medusa gigante me picara en todo el cuerpo. Y miento. No es a veces, es siempre. Es algo con lo que crecí, y es más, siempre me pareció una virtud; el espejito rebotín más útil frente la mediocridad. Pero estas picaduras cada vez arden más. “No me puedo equivocar”. “Si hay un error, ...